Tecnología 24.10.25
EMILIANO KARGIEMAN, DEL HACKER REBELDE AL EMPRESARIO QUE IMPULSA LA LLEGADA DE OPENAI A LA PATAGONIA

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Emiliano Kargieman pasó de ser un joven hacker rebelde en los 90 a liderar una de las principales empresas de nanosatélites del mundo. Hoy, con su empresa Satellogic y su rol en Sur Energy, es una figura clave en la posible llegada de OpenAI a la Patagonia.
Emiliano Kargieman fue apodado en los círculos tech como el “Elon Musk argentino”, ya que está al mando de una empresa de nanosatélites, una de las primeras empresas privadas de satélites de la región. Hoy es una de las caras visibles de Sur Energy , la empresa que está intermediando con la posible y futura inversión de OpenAI para generar un data center de inteligencia artificial en la Patagonia , inversión estimada en hasta 25 mil millones de dólares, por lo que su nombre ha sonado bastante en los medios de comunicación últimamente.
Es un hombre de 50 años, radicado en este momento en Uruguay. Su empresa, Satellogic brinda servicios de vigilancia mediante imágenes satelitales para monitoreo. Tiene colaboraciones con Israel, con Estados Unidos, y brinda sus servicios en todo el mundo.
Lo curioso es que, como muchos otros ingenieros informáticos, empezó como hacker, y casualmente este dato revela, de alguna manera, parte de la lógica que lo llevó a innovar en su rubro. Era muy amigo de Mat Travizano —recientemente fallecido—, otra personalidad relevante del mundo tech , que fue quien le abrió las puertas de Silicon Valley a Javier Milei para iniciar las conversaciones con OpenAI.
En qué consiste la inversión de 25 mil millones de USD de Open AI
Ellos cuentan que, a principios de los 90, los hackers eran un pequeño nicho. La obsesión con la tecnología no era tan “cool” como en la actualidad. Los jóvenes que se dedicaban a investigar con computadoras y programar eran una especie de “bichos raros”, y hacían sus travesuras. Obviamente no revelan quién hacía qué, porque sus actividades estaban en un limbo legal: en los 90 raramente la jurisprudencia contemplara los delitos informáticos.
Fue miembro de un grupo de hackers llamado HBO (“Hacked by Owls”) . Travizano cuenta que por aquellos años algunos jóvenes hackers clonaban celulares. Una de las cosas que hacían era, por ejemplo, escuchar conversaciones de diputados y diferentes personalidades alrededor de la zona del Congreso.
Como hacktivista, tomaba la tecnología como una manera que cuestionaba la lógica de “para qué están hechos” los artefactos . Es decir, hackeando distintos dispositivos —un teléfono celular u otro tipo de tecnología—, buscaba reapropiarse de la tecnología encontrándole nuevos usos.
De joven era rebelde y tuvo algunos problemas de conducta. Sus padres quisieron que haga el ingreso al Nacional Buenos Aires pero se negó. De hecho, lo expulsaron del colegio Cangallo por llenar la oficina del director con papel higiénico. Finalmente, terminó sus estudios secundarios en la Avellaneda y luego se inscribió en la Universidad de Buenos Aires (UBA) , primero en Matemática y luego en Filosofía. No terminó ninguna de las carreras, pero allí conoció a su actual esposa.
Hay un hecho que habla de su actitud frente a la tecnología. A mediados de los 90, los hackers empezaron a trascender en los medios, porque algunos llamaron la atención de la Justicia. Hay un libro que recopila estos acontecimientos: “Llaneros solitarios – hackers: la guerrilla informática ”, donde él aparece bajo su nombre de batalla: “Logical Backdoor”
“Backdoor” significa puerta traseras, estas pequeñas líneas de código que permiten acceder a sectores ocultos o vulnerar un sistema. Por ejemplo, cuando decimos que WhatsApp tiene cifrado de extremo a extremo, los mensajes están protegidos, pero uno como usuario nunca sabe si hay una “backdoor”, una puerta trasera que los programadores dejan para poder acceder a ellos. Bueno, este concepto él lo incorporaba en su nombre de usuario: ya que buscaba esas “backdoors” en cada una de las tecnologías.
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Hubo una conferencia de hackers en Recoleta en el 94, donde mediante un hackeo en el teléfono público del lugar, su equipo presentó un manifiesto contra la imagen pública de los hackers. Decía: “Esta conferencia apesta, como todas las conferencias de hackers. Los hackers no somos rockstars. No tenemos que salir a la luz”. Y presentaban un concepto que pinta su ideología de aquellos años:
“La tecnología nos la venden con etiquetas que dicen para qué usarla. Todo es mentira. La tecnología es solo una herramienta, y hay que saber darle la vuelta y usarla del otro lado. Desafiar las leyes en las que uno no cree es la única manera de seguir creyendo en uno mismo y no convertirse en un pedazo de sillón para que venga alguien y se siente arriba.”
Una ideología anárquica, libertaria, que luego él aplicó a sus nanosatélites. Justamente, su idea, que surgió cuando estudiaba en un seminario en la NASA ; fue utilizar en la tecnología satelital componentes creados para otros dispositivos —como los de los celulares— para producir masivamente y a bajo costo.
Es un impulsor de la idea de que la empresa privada es la que puede llevar más allá la tecnología satelital. Incluso es crítico de organismos como la NASA, por las trabas estatales que representan.
¿Cuánto vale Satelogic hoy?
La cotización estimada es de 500 millones de dólares. Pero tuvo un pequeño traspié en la bolsa el pasado 16 de octubre, cuando la empresa salió a vender acciones con una rebaja para recaudar fondos, y eso generó cierto escepticismo en los inversionistas, generando una caída en un solo día del 30%.
Hoy, y tras el fallecimiento de Travizano, es la cara visible de Sur Energy, que conecta a las distintas empresas que desarrollarán la infraestructura para el datacenter de OpenAI. OpenAI comprará a largo plazo la capacidad de cómputo y la infraestructura que estas otras empresas energéticas de la zona van a desarrollar. Además, sostiene que la inversión pondrá en pie un datacenter con tecnología sustentable.
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